jueves, 2 de junio de 2011

España 15M: Un movimiento revolucionario necesita un programa revolucionario


Por Jesús Béjar*
29 de mayo de 2011


Acabo de leer las medidas propuestas por la “asamblea del 15M” para la regeneración de la vida política. Debo decir que como casi todo el mundo estoy gratamente sorprendido de que sectores muy importantes de la juventud y de los trabajadores se hayan lanzado a la calle. Es impresionante la solidaridad que han despertado, sobre todo en la Puerta del Sol de Madrid. Los jóvenes están dando una lección de comportamiento, de compromiso, de militancia, de interés por la política y por su futuro. No son los pasotas que todos creían y que no se preocupaban de nada.

Pero me sorprenden las unanimidades. Cuando veo que desde gente de derechas, hasta los responsables de lo que está pasando (partidos y sindicatos) pasando por medios de comunicación propiedad de las grandes fortunas hablan bien del 15 M… me entran las dudas. En la lucha de clases estas unanimidades significan que o algo se está haciendo mal o hay mucho cínico en nuestro país…porque no podemos creernos que se hayan vuelto revolucionarios todos de golpe.

Y es verdad que la propia indefinición, a veces contradicciones, entre lo que se aprueba y lo que se dice a partir de las asambleas   hace que por un lado este movimiento acoja a cualquier tipo de gente, pero al mismo tiempo la indefinición puede ser la muerte de este movimiento.

¿Qué pide el 15 M? ¿Democracia real? Eso está bien porque realmente esta consigna concentra las aspiraciones de la mayoría. ¿Pero cómo se  consigue? ¿Qué es democracia real?

También he leído que los electos estén por encima de los “mercados” y no al revés como pasa ahora. Las intenciones son las mejores pero, o se concretan estas reivindicaciones o no se llegará a ningún lado. Según preguntes a unos u otros esto es un movimiento anticapitalista, o es un apéndice del sistema. Las asambleas debaten y decide pero no siempre está la misma gente y no puede ser que cada día se modifique el programa.

Un programa claro, elemental. Un programa revolucionario para un movimiento revolucionario

El movimiento del 15M no puede convertirse en un partido que tiene posición sobre cualquier aspecto. Y además es imposible porque la pluralidad de gente que participa en este movimiento le haría romperse si se quiere estar de acuerdo en todo. Es necesario dotarse de un programa claro y concreto con 4 ó 5 medidas.

Por ejemplo, si se habla de democracia hay que plantear el tema de ley electoral, pero también el de qué Cortes y el de qué régimen. ¿Hay democracia en un estado que elige a su jefe por razón de la herencia? ¿Es posible democracia cuando se está sometido a lo que diga la UE y el FMI? No hay soberanía sometidos a estos organismos. Por lo tanto, el problema no es tanto si las listas son abiertas o si hay ley de D´Hont o circunscripción electoral única porque si nos quedamos en esas reformas los partidos pequeños estatales tendrán más representación pero no se va a solucionar ningún problema mientras los que mandan sigan siendo los que no se presentan a elecciones.

Si hablamos del derecho a la vivienda o de las inversiones para crear empleo. ¿Es posible hacer esto sin nacionalizar la banca que posee dos millones de viviendas y el suelo para muchas más? ¿Es posible que haya viviendas baratas y de alquiler sin municipalizar el suelo? ¿Se arregla el problema de la democracia económica sin romper con la Unión Europea?

En tercer lugar hay que retirar todos los ataques sociales que además de injustos se han mostrado ineficaces para acabar con el desempleo. Retirada de la reforma laboral, que no se apruebe el recorte de pensiones firmado en el Acuerdo social económico (ASE) por los dirigentes de las centrales sindicales Comisiones Obreras (CCOO) y Unión General de Trabajadores (UGT) con patronal y gobierno. Exijamos a los sindicatos que retiren su apoyo a estas medidas y que se opongan a la reforma de la negociación colectiva. Que se prohíban los despidos, no sólo en empresas con beneficios, que se pare ya la sangría de puestos de trabajo. Que haya subsidio para todos los desempleados hasta que se les ofrezca trabajo o puedan encontrarlo por sus medios. Esta es la preocupación de una serie, importante, de afiliados de CCOO y UGT que han constituido la plataforma de sindicalistas contra el ASE. O sea que hay vida dentro de los sindicatos y no todo el mundo coincide con lo que hacen los dirigentes Toxo y Méndez.

Si hay algún eje que han tomado todos los movimientos revolucionarios ha sido la lucha contra la guerra. Hay que exigir, no el recorte de gastos militares que está bien, sino la vuelta de tropas y que las bases españolas no sean empleadas para atacar a países como Libia. Que cese la ocupación de Irak, Afganistán, los Balcanes, etc.
Y por el derecho al estudio y a la educación la exigencia de un estado laico, con todo lo que supone de separación de la iglesia y el estado, que el proselitismo religioso salga de la escuela, que los fondos públicos se destinen a la enseñanza pública y se dé marcha atrás con el llamado proceso de Bolonia.

Estos puntos no son el programa de ningún partido. Es la suma de las reivindicaciones históricas, y otras más recientes de los de abajo, de los trabajadores y de los estudiantes.

¿El movimiento obrero ausente?
Los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, no aparecen en este movimiento porque están metidos en el llamado Diálogo Social. O sea firmando y acatando las órdenes que llegan de las instituciones financieras contra los que se movilizan los jóvenes. Buscando el mal menor. No obstante en un ejercicio de cinismo CCOO de Madrid viene a decir que esto es lo que más o menos había dicho en la manifestación del 1º de Mayo, con una pobrísima asistencia, cuando su secretario general llamó a la juventud a indignarse. Toxo viene a señalar que no sabe cómo estos jóvenes dicen que los sindicatos no les representan.

Pero por otra parte, algunos de los que dirigen este movimiento lejos de pedir a los sindicatos que les apoyen, que se sumen a sus reivindicaciones y que se haga la unidad entre juventud y trabajadores, fomentan la división.

¿Qué revolución es esta sin movimiento obrero? ¿Qué clase social puede conseguir y gestionar las reivindicaciones de toda la sociedad? El dilema es si se constituye un movimiento revolucionario que incluya a la juventud y a la clase obrera o se constituye una suerte de feria alternativa y postmodernista que diluye el conflicto de clases y da acogida a cualquier tipo de expresión social menos a los trabajadores y sus organizaciones.

Por la democracia real dentro del 15 M también.
Para terminar hay que acabar con los prejuicios políticos. ¿Qué significa ser apolíticos o asindicales? Según el diccionario de la lengua (RAE 22ª. edición) apolítico es el ajeno a la política. ¿Es este movimiento ajeno a la política? Si se quiere mostrar el rechazo a los partidos que gobiernan o están en las Cortes o a los dirigentes sindicales, se pueden utilizar otros términos pero el término apolítico, por muy buena intención que tenga su utilización en este caso, es absolutamente reaccionario. Los partidos y sindicatos han sido levantados por los trabajadores y si no se trata este tema bien podemos terminar coincidiendo con los fachas. ¿Cómo se puede consentir que se exija retirar banderas? ¿o que se repartan volantes?

Por ejemplo en la manifestación de Sevilla del día 29 de Mayo se obligó a retirar una bandera republicana. No es la posición de la mayoría. Es la posición de unos cuantos que con el pretexto de que no se maneje nada, manejan lo que les viene en gana llegando a limitar la libertad de expresión ¿Qué democracia es la que no permite expresarse a partidos y luego vemos que algunos, bien organizados, manejan a su antojo con asambleas interminables, órdenes del día cerrados de antemano o representantes auto elegidos?

A lo que hay que oponerse sin duda es a la política que han hecho hasta ahora los partidos mayoritarios. Al intento de manejar este movimiento. No se gana nada con impedir hablar o abuchear a los que hablan como miembros de sindicatos o partidos. Libertad de expresión pero no debate eterno. Las asambleas deben decidir libremente y votar todas las propuestas y los representantes que se nombren deben ser elegidos y revocables en todo momento. Está claro que no todo el mundo dice estas cosas pero hay algunos que se niegan a que aparezcan los partidos cuando algunos de ellos son de partidos y otras organizaciones y organizan y manejan lo que pueden en nombre de lo contrario. Luz y taquígrafos, es la única solución y libertad de expresión total. Por esto hay que combatir en las asambleas.

A partir de ahí extender, como se ha hecho este fin de semana, a los barrios y pueblos este movimiento para debatir sobre las propuestas, no sólo sobre la organización,  y coordinar todas las asambleas para lo que sería necesario una reunión estatal y una manifestación en Madrid para exigir la democracia real (o mejor republicana).


*Jesús Béjar Sánchez, sindicalista de CCOO, militante de la Cuarta Internacional e impulsor de la plataforma de sindicalistas contra el ASE (Acuerdo social y económico)